Reflexiones fiscales en torno a la 1era Batalla de Aguadulce....

El fin de semana manejé, como lo he hecho en innumerables ocasiones, en la carretera interamericana. Me detuve en un trayecto en particular porque en ese momento estaba pensando escribir estas líneas. Ese era el trayecto que va de Natá a Aguadulce donde se puede ver el Cerro El Viguía. Fue ese cerro el punto donde se libró el grueso de la primera batalla de Aguadulce.

Las tropas liberales comandadas por el General Benjamín Herrera, acompañado por el Dr. Belisario Porras y el cholo Victoriano Lorenzo, marcharon contra la ciudad en el contexto de la Guerra de los Mil Días. Esta guerra tuvo como detonante los impuestos a la exportación del Café que se impusieron en la administración del Presidente Caro. Estos eran tiempos de bonanza económica producto del elevado precio de ese cultivo.

Esta bonanza acabó con la caída del precio del café, haciendo que el cobro del impuesto se desplomara al igual que lo hacían las exportaciones del grano. La inestabilidad surgida por tener en Sanclemente a un presidente viejo y que no vivía en Bogotá, aunado a la ambición del vicepresidente Marroquín, hicieron que poco o nada se hiciera para evitar el conflicto bélico entre liberales y convservadores. Por el contrario, el gobierno de Marroquín añadió gasolina al fuego cuando tomó prisioneros, so pretexto de no haber pagado el impuesto de reparación de la guerra de 1885, a un número plural de cabecillas liberales en el panóptico de Bogotá.

Si algo nos enseña la sangre derramada en la 1era Batalla de Aguadulce es que los gobiernos deben preveer tiempos de crisis, que incluyen mermas en las recaudaciones tributarias. Esta fue una lección que no aprendió el presidente Marroquín. Tampoco sabía Marroquín que otro impuesto, esta vez teledirigido a la dirigencia opositora, no podía solucionar los agravios hechos.

Nuestro país vive tiempos de bonanza económica que están destinados a acabar en algún momento. ¿Estamos preparados para ese momento o nos pasará como al gobierno de Marroquín que no tuvo un plan para contrarrestar la merma en los ingresos públicos? ¿Tendremos la madurez necesaria para no usar la política fiscal en contra de los opositores o nos tocará regar gasolina al fuego como lo hizo Marroquín al usar el no pago de los impuestos establecidos en el Decreto 582 para mandar al Panóptico de Bogotá a la dirigencia liberal?

Esperamos que nuestro país haya aprendido las lecciones de la 1era Batalla de Aguadulce y mostremos madurez cuando la bonanza económica termine.

Lea editorial anterior.